El escritor Carlos Ferrera publica en Cibercuba un informado artículo sobre el poco conocido caso del hijo de Antonio Maceo:
«María y la familia bien, también lo está el amiguito».[Para seguir leyendo pulsar aquí]
En esos términos se expresaba el Dr. Eusebio Hernández, médico y amigo personal de Antonio Maceo, en una carta enviada al Titán de Bronce a Honduras desde Kingston, Jamaica, el 16 de septiembre de 1881.
En ella el galeno ponía a su amigo al corriente del estado de salud de su mujer María Cabrales, y de “un amiguito” del que, evidentemente, evitaba abundar en detalles. Al mes siguiente, el 19 de octubre, le refiere en otra misiva:
«María bien, y bien el chiquitín amigo, que hace poco tuvo un catarrito».
Fueron quizás esas dos frases, las que pusieron en “alerta biográfica” al investigador, escritor e historiador cubano José Luciano Franco, especialista en la vida de Antonio Maceo, cuando descubrió estas cartas perdidas en el abundante epistolario del prócer mambí.
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