Esquina de Howard Street con Broadway |
Por Enrique Del Risco
Fue en Nueva York, eso se sabe. Y que el creador fue el general venezolano Narciso López quien en junio de 1849 luego de desechar anteriores versiones de bandera se apareció en la casa de huéspedes donde residía el poeta Miguel Teurbe Tolón para pedirle a este que este pasara al papel la idea que venía burbujeando en su mente. Se sabe que el general venezolano vivía en aquel entonces en 39 Howard esquina a Broadway.
Fue en Nueva York, eso se sabe. Y que el creador fue el general venezolano Narciso López quien en junio de 1849 luego de desechar anteriores versiones de bandera se apareció en la casa de huéspedes donde residía el poeta Miguel Teurbe Tolón para pedirle a este que este pasara al papel la idea que venía burbujeando en su mente. Se sabe que el general venezolano vivía en aquel entonces en 39 Howard esquina a Broadway.
Se sabe que Teurbe Tolón fue dibujando la descripción del general
López mientras este rechazaba una tras otra las sugerencias de otros exiliados
presentes sobre la distribución de los colores o la colocación de un ojo
masónico en el lugar que había destinado para la estrella. Se sabe de las tres
franjas azules que simbolizaban los departamentos en que estaba dividida la
isla en aquellos días y el triángulo rojo equilátero “que simboliza la grandeza
del poder que asiste al Gran Arquitecto del Universo y cuyos lados iguales
aluden a la divisa masónica de libertad, igualdad, fraternidad y a la división
tripartita del poder democrático“, “semejando [la inclusión del triángulo] el
mandil de los maestros masones”.
Todo eso se hizo más
o menos público desde mayo de 1873 gracias al relato que hiciera uno de los
testigos de ese acto inaugural para la nación, el escritor Cirilo Villaverde,
cuando en 1849 estaba acabado de llegar a la ciudad luego de escapar de una
cárcel en La Habana. El relato de la creación de la bandera lo escribió en
forma de carta que apareció publicada el 15 de febrero en el periódico de
exiliados cubanos en Nueva York “La Revolución de Cuba.
El motivo de la carta
era rectificar un artículo anterior publicado en el propio periódico en el que
le atribuía a Gaspar Cisneros Betancourt el diseño de la bandera. Y es que la bandera
que encabezara varias expediciones frustradas a la isla hacía más de dos
décadas en 1873 era ya el símbolo de una insurrección que llevaba un lustro en
marcha, la cifra de una nación que pugnaba por nacer a tiro limpio.
En la descripción de
Villaverde se mencionaba la calle en que estaba la casa de huéspedes en la que
vivían los Teurbe Tolón pero no se decía el número de la casa, esa delicadeza
urbana que es la precisión de no tocar la puerta equivocada. Villaverde contaba
cómo asistió junto a otros a la creación de la bandera “en torno de una mesa
cuadrilonga, en la sala del fondo del segundo piso de una casa de huéspedes de
la calle de Warren, cerca del río Norte, entre la calle Church y Collene Place,
en los primeros días del mes de junio de 1849” y que allí “vivía Tolón y allí
concurríamos casi todos los desterrados de entonces”.
Saber al menos la
calle en una urbe que crecía en todas direcciones, no es poca cosa, dirían
muchos. Eso al menos se pensó durante casi ochenta años hasta que en 1952 el
historiador Herminio Portell Vilá, el biógrafo más acucioso del creador de la
bandera publicó el segundo tomo de “Narciso López y su época”. Allí daba cuenta
de un hallazgo que complicaba todavía más las cosas. Donde antes teníamos una
calle a la que atribuir el nacimiento de la enseña nacional ahora aparecían dos
de las cuales por fuerza una tenía que ser falsa. Portell Vilá había comprado a
la familia de Villaverde el diario de notas que el escritor llevaba en los días
en que era secretario de Narciso López. Y en unas notas del diario que
intentaban sintetizar la biografía del general Narciso López se confirmaba su
descripción de 1873 en casi todos los detalles. ¿En todos? No. En lugar de ubicar
la casa de huéspedes en que se alojaba Teurbe Tolón en junio de 1849 en la
calle Warren lo hacía en Murray entre Broadway y Church Street aunque
igualmente sin aclarar en qué número exacto.
En todo caso tampoco era demasiado
el margen de error, se consolaría alguno: ambas calles se encontraban a unos
cincuenta metros una de otra y a su vez bastante cerca de la alcaldía de la
ciudad y del futuro punto de partida del puente de Brooklyn. Excéntrica de la
nación que intentaba representar la bandera al menos tenía como lugar de
nacimiento el corazón de la ciudad que luego se autoproclamaría como capital
del mundo.
La calle Murray en un grabado del siglo XIX |
Desde entonces todos
los historiadores que se acercaban al tema (Enrique Gay Calbó, Avelino Couceiro
Rodríguez entre otros) debían advertir que su certeza sobre el sitio en que la
futura nación se hizo tela lejos de hacerse más precisa se había dividido en
dos.
[Continuará]
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