Por el Dr. Antonio A. Acosta*
Al Dr. Pedro García Valdés, mi profesor en la Escuela Normal para Maestros de Pinar del Río, en Cuba, de quien aprendí estos datos históricos, le envío mi respetuoso recuerdo y mi acendrada admiración a su memoria.
El Canal de Panamá es sin duda una de las obras de ingeniería más
importantes y útiles que el hombre haya realizado y un indiscutible orgullo
para toda América. Como diría el
eminente arqueólogo e historiador cubano Dr. Pedro García Valdés: “para que
pudieran besarse a su antojo los dos océanos y tener lugar como consecuencia
del divorcio de los dos continentes”.
Ingeniero Aniceto García Menocal |
Para la feliz culminación de esta obra dos cubanos
tuvieron una contribución extraordinaria.
Ellos fueron el ingeniero Aniceto García Menocal, oficial de la Marina
norteamericana, y el Dr. Carlos Finlay, eminente investigador médico.
Después
de estas premisas como introducción al tema a desarrollar, veamos algunos
detalles relevantes: Cuando el Conde
Fernando de Lesseps – constructor del Canal de Suez en 1869 – se hallaba en la
cima de su popularidad y prestigio, invitó a varios representantes de naciones
para exponerles su idea de construir un canal en Panamá; y así, con la
categoría de Congreso Internacional, se efectuó en París en el año1879 el
singular evento. Los Estados Unidos de
América enviaron una comisión constituida por sus más brillantes ingenieros,
entre ellos nuestro coterráneo Aniceto García Menocal.
El
Congreso fue presidido, por supuesto, por el Conde de Lesseps, quien
elocuentemente expuso su proyecto de hacer en Panamá un canal a nivel, como el
que había construido años antes en Suez, todos parecían estar de acuerdo con el
experimentado ingeniero y diplomático francés.
Se encontraban en tan importante reunión delegados de España, Francia,
Alemania, Inglaterra, Holanda e Hispanoamérica, cuando para sorpresa de todos
pide la palabra García Menocal para expresar firme y respetuosamente su
desacuerdo con el plan de Lesseps, exponiendo profesionalmente que la región
del istmo no era igual a la zona de Suez, y que el canal que en Panamá se
construyera debía ser por esclusas, dada la diferencia de nivel entre los dos
océanos. A pesar de tan brillante
exposición, el congreso terminó aprobando el proyecto del ingeniero francés y
juzgando equivocado a García Menocal.
Al
llegar a los Estados Unidos García Menocal elevó un informe a su gobierno exponiendo y razonando sus
ideas y al mismo tiempo entusiasmándolo a realizar la obra del canal por ser de
gran beneficio para esta nación y para el mundo.
La
compañía francesa hizo caso omiso de las alegaciones del ingeniero cubano y
comenzó la obra de acuerdo con los planos de Lesseps; pero muy pronto los
propios ingenieros franceses se percataron de que no era posible la realización
de dicha obra, siguiendo el proyecto aprobado, o sea, el canal a nivel, y
tuvieron que aceptar el plan del cubano Aniceto García Menocal, que consideraba
la construcción de esclusas, como actualmente existe en Panamá.
Trabajos del canal de Panamá |
Más
tarde el gobierno de los Estados Unidos se hizo cargo del proyecto hasta su
exitosa culminación en el año de 1914.
El canal enlaza Colón (en el Atlántico) con Panamá (en el Pacífico) y
tiene una longitud total de 81 Km., una anchura que oscila entre 91 y 300m. y se
eleva a 26m. sobre el nivel del mar, durando su travesía ocho horas
aproximadamente. Es de apuntar que los
restos de García Menocal fueron llevados al cementerio de Arlington, en Washington D.C. donde este país entierra a
sus hijos ilustres.
El otro
cubano de esta encomiable historia fue el prestigioso médico Dr. Carlos J.
Finlay. Recordemos que esa región del
istmo era malsana y de alto riesgo para la vida humana, y así fue bautizada con
el nombre de Tumba de Españoles. En 1509
murieron también centenares de holandeses y franceses en ese inhóspito
lugar. En el siglo XVIII los ingleses
dirigidos por Nelson sufrieron un tremendo descalabro. De los 200 hombres que venían con Nelson
murieron 187. La fiebre amarilla era una
enfermedad alarmante y parecía imposible continuar la obra en esas
condiciones. Dice el Dr. García Valdés
que de los 186,000 hombres que empleó la compañía francesa en la construcción
de las obras, fueron atacados de fiebre amarilla 52,000 y hubo años que la
virulencia de la enfermedad fue tanta que se elevó al 60%. Era una enfermedad mortal.
Doctor Carlos J. Finlay |
Para
llevar a cabo la gigantesca obra era necesario sanear la zona del istmo. Ya había muerto el director del canal Mr.
Boyer y el supervisor Mr. Johnson , ambos de fiebre amarilla. Y he aquí la importancia histórica del Dr.
Finlay, quien haciendo investigaciones médicas con otro eminente galeno - el
Dr. Claudio Delgado - , concluyeron que la temible fiebre amarilla estaba
siendo transmitida por el mosquito Aedes aegipty. Se saneó el área y se acabaron las muertes
provocadas por la mencionada enfermedad.
A
pesar de que el Director de Sanidad de La Habana dio todas las facilidades para
que se comprobara este singular descubrimiento, dos médicos norteamericanos no
creyeron en la veracidad de las conclusiones obtenidas y se hicieron picar por
mosquitos contaminados con la enfermedad; a consecuencia de esto los dos
adquirieron la fiebre amarilla. Uno de
ellos, el Dr. Lazear, murió de la misma.
Así Finlay alcanzó
la fama por su talento;
pues su gran descubrimiento
con la epidemia acabó.
Y García Menocal,
con sus esclusas geniales,
escaló los pedestales
en la obra del canal.
Queremos concluir estos comentarios diciendo que sin la contribución de los dos
insignes cubanos no hubiera sido posible la realización de esta obra magistral,
o al menos, se hubiera demorado muchos años para su culminación.
*El Dr. Antonio
A. Acosta, es graduado de la Universidad de La Habana, Cuba, y de la
Universidad de Montclair en New Jersey.
Ejerció la enseñanza en Cuba en todos los niveles, desde la primaria
hasta la universitaria, así como en este país, donde ha sido profesor en seis
universidades de New Jersey y New York.
En la actualidad está jubilado como Director del Departamento de Idiomas
Mundiales en la Emerson High School de Union City, N.J. Educador; poeta y escritor, es autor de
cuatro textos para la enseñanza del Programa de Equivalencia para la Escuela
Superior, así como de diez poemarios, siendo el último “De la Soledad a tus
Orillas”, publicado en el 2015. Ha
recibido importantes premios en Estados Unidos, España y Francia.
El profesor Acosta es Presidente de la Delegación de New Jersey-New York
del Colegio Nacional de Periodistas
Cubanos del Exilio.
Estupendo trabajo del Dr. Antonio Acosta. Felicidades. Un magnifico documento para la historia.
ReplyDeleteIvan Acosta
Excelente el trabajo de estos personajes, solo conocia de Carlos Finlay y nada de Garcia Menoncal
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