Por Jason Meyler
Jason Meyler |
La obra del
cubano-americano, Iván Acosta, lleva más de tres décadas desarrollándose y no
ha dejado de ser una vigente aportación al conocimiento de la cultura cubana
tanto en la isla como en los Estados Unidos. A veces su creación literaria
reprocha abiertamente las condiciones cotidianas en Cuba a partir de la
Revolución en 1959, como es el caso en su pieza Un cubiche en la luna (1989), y otras veces el dramaturgo le coloca
al espectador en un país ficticio que sufre bajo un anónimo gobierno
totalitario como en la obra Recojan las serpentinas que se acabó el carnaval
(1989). Los Estados Unidos y las innumerables experiencias de exilio no escapan
el ojo crítico del dramaturgo y cineasta como se puede apreciar en la
adaptación cinematográfica de su obra teatral más conocida, El super (1982).[1] En Rosa y el ajusticiador del canalla
(2004), otra obra teatral que estrenó en la gran pantalla en 2009, Acosta
destaca la intensidad emocional que provocan ciertos gobiernos en un contexto
transnacional. Por último, su obra cosmopolita se enfoca en varios espacios
urbanos tan impersonales que resultan familiares a multitudes de gente familiar
con las grandes metrópolis de occidente. Las obras No son todos los que están… (1989), Cosas que encontré en el camino [2] o su película, Amigos (1985) podrían tener lugar en
Nueva York, Miami, Londres o Buenos Aires. Sus temas no nos alejan de lo
familiar cuando examinan la locura, los recuerdos y la supervivencia del ser
humano.
El presente ensayo
analiza el elemento estilístico que supera los límites físicos y espaciales del
escenario. El humor forma gran parte de la rica expresión lingüística de la
obra acostiana y merece más atención crítica de la que ha recibido hasta ahora.
La comicidad penetra no sólo las palabras de los personajes y los movimientos
físicos, sino los pensamientos políticos y los valores culturales también. Para
comprobar esta observación, hace falta hacer una mirada que aprecie la
complejidad de los momentos durante los cuales o los protagonistas o los espectadores
se echan a reír. Ester Sánchez-Grey Alba ha sido hasta ahora la única crítica
que ha mencionado la función de lo cómico en la obra acostiana. Su breve
comentario sirve para apoyar su argumento sobre el tema del desarraigo en el
teatro de Iván Acosta pero no profundiza lo suficientemente en lo que nos
ofrece el humor. Ella observa que, “El fino sentido del humor de Acosta crea un
balance muy adecuado entre la trágica realidad y la risa, es decir, que la
tesis planteada no pierde solidez en ningún momento ni el chiste oportuno
interrumpe la tensión dramática” (Sánchez Grey Alba 119). Mientras Sánchez-Grey
Alba se enfoca en El súper (como una
instancia concreta para su análisis, el presente trabajo difiere del suyo en
dos aspectos principales. Primero, éste hace hincapié en la función múltiple
del humor y cómo las interpretaciones de lo cómico trascienden las risas
temporales. Segundo, este análisis se concentra en Un cubiche en la luna que ha
recibido menos consideración crítica, pero que no ha dejado de ser
relevante.[3] Mientras un estudio del fenómeno del humor en esta obra puede
concordar con la observación más general sobre lo cómico de Sánchez-Grey Alba,
hay que explorar la profundidad del “fino sentido del humor” para mejor
entender el aspecto crítico de esta obra y la relevancia socio-cultural de
ella. Existen varios niveles del humor en Un cubiche en la luna y cada uno de
éstos debe recalcar la convicción de que no todas las carcajadas son iguales,
que cada iteración de las situaciones humorísticas debe ser analizada
cuidadosamente para destacar tanto su subjetividad como su contribución a la
totalidad de la obra.
Gabriel Murcia (al fondo), Ricardo Rey, Ileana Fuentes, Iván Acosta y Paul Radelat |
Entre las indagaciones sobre el humor será
preciso considerar el argumento convincente de Paul Lewis en su libro Comic
Effects: Interidisciplinary Approaches to Humor in Literature. En este valioso
trabajo Lewis propone varias aproximaciones al estudio de lo cómico con la
observación central de que no hay una sino numerosas maneras de escudriñar el
humor en la literatura. Además, observa que los análisis definen parámetros o
marcan límites en el estudio del humor que suelen fracasar porque no superan
las generalizaciones. Según Lewis, los estudios del humor en la literatura
harían mejor en enfrentarse a tres aspectos bien generales sin pensar en ellos
como categorías definitorias: (a) hay que determinar la forma en que aparece el
humor, (b) se debe cuestionar la función que tiene el humor y, por último, (c)
se recomienda una aproximación al humor que lo vea como un emisor de valores
(xi). Además, este crítico sugiere que los investigadores de lo cómico deban
tomar en cuenta las investigaciones que aparecen en varios campos de estudio.
Desde las contribuciones de la psicología a las aportaciones de la literatura,
la metodología de Lewis es interdisciplinaria y sirve para analizar Un cubiche
en la luna sistemáticamente sin oscurecer ni la trama ni el valor estético del
texto dramático.
Otra indagación con
que este trabajo aproxima el humor es la conocida “Indagación del choteo” de
Jorge Mañach. Esta conferencia pronunciada en 1928 consiste en unas de las
primeras deliberaciones sobre la vertiente de humor cubano y sirve como una
referencia indispensable para muchos críticos que analizan la comicidad en la
cultura cubana.[4] Mañach sugiere que el choteo está basado en los actos de “no
tomar nada en serio” y de “tirar todo a relajo” (57). Poco después añade que
“[…] las dos definiciones citadas apuntan al mismo hecho externo – un hábito de
irrespetuosidad – motivado por un mismo hecho psicológico: una repugnancia de
toda autoridad” (58). Sobre el choteo en Un
cubiche en la luna, Armando González-Pérez sigue las propuestas generales
de Mañach y propone que “El autor [Iván Acosta] emplea en esta obra la ironía y
el lenguaje típico del choteo cubano que gran habilidad para denunciar los
abusos cometidos por el gobierno fidelista” (27). Efectivamente, hay ejemplos
inolvidables de choteo en Un cubiche en la luna, pero esta variación cubana del
empleo del humor es una sola función de muchas que el humor acostiano exhibe.
La comicidad multifacética subraya el rol clave que la cultura popular
estadounidense y cubana tiene en la sociedad contemporánea, satiriza algunas
figuras históricas (no políticas) provenientes de varios países y a veces
recalca el lugar esencial que tiene el humor en mantener comunidades culturales
desde Cuba a los Estados Unidos.
A volar en globo
Esta obra teatral en
dos actos sigue al protagonista, Federico, en su empeño de construir un globo
casero con pedazos de goma, lonas, hules y otros materiales desgastados. El
reto de Federico imita el evento histórico de Matías Pérez, un piloto que voló
en un globo en 1856, pero que desapareció en el mar Caribe. El vuelo de este
piloto provee el origen del dicho cubano “voló como Matías Pérez” y suministra
la materia prima para una cantidad de otras obras teatrales.[5] En la versión
acostiana, Federico construye el globo durante los años de 1980 y en una época
representada como una de varias dificultades diarias para el pueblo común.
Entre ellas hay escasez de vivienda, de comida saludable y de otros bienes
comunes. Federico se siente optimista y le dice a la gente a su alrededor que
su meta es volar sobre la Plaza de la Revolución el 26 de julio justamente
durante el discurso anual del comandante Fidel Castro. De esta manera, Federico
podría demostrarles al pueblo cubano y al comandante Castro su ingenio y
posiblemente conseguir un apartamento para él y su novia, Silvia. A los vecinos
y a la novia, les explica que piensa saludar al comandante desde arriba y luego
aterrizar en el Malecón que está más o menos a 18 kilómetros del lugar donde
piensa despegar. Las seis escenas del primer acto aumentan la tensión y el
misterio sobre la motivación de Federico porque ni los personajes ni los
miembros del público se enteran de las intenciones verdaderas del protagonista.
Durante un monólogo aparte, Federico explica la necesidad política de tanto
secretismo.
FEDERICO: Me da pena con Silvia. Yo la quiero de verdad. El problema es que en este sistema uno no puede confiar ni en su propia sombra. No es que yo no confíe en Silvia. Pero, como dice el refrán, “las paredes tienen oídos”. Todos piensan que voy a aterrizar en el Malecón. Ustedes han sido testigos de todo esto hasta el momento. ¿Y ustedes, qué creen? Ustedes piensan que voy a aterrizar en el Malecón? (Se echa a reír.) (27)
Debe ser obvio a
partir de estas risas que el protagonista piensa engañarles a todos con su
vuelo. La obra ya desvela su deuda al teatro del absurdo y, según el aparte del
protagonista, sería lógico esperar una huida de Cuba para exiliarse. Pero
Acosta compone Un cubiche en la luna con tanto humor y acontecimientos bufos
que hay pocas dudas de que su obra se relaciona con la corriente del teatro del
absurdo que empezó en la primera mitad del siglo XX, y fue comentada
brillantemente por el crítico Martin Esslin en los años 1960.[6]
Eric Weitz subraya
la importancia de lo absurdo en The Cambridge Introduction to Comedy (2009) y
contribuye al análisis de la función que tiene este humor que se acerca a lo
absurdo. Al mencionar a Eugène Ionesco y a Samuel
Beckett, Weitz afirma que “absurdity is the basis for all humour, so we should
not be surprised to find rampant incongruity in worlds manifesting a loss of
faith in serious discourses” (151). Es
aparente al final del primer acto que el protagonista está harto del nuevo
discurso oficial de la línea oficial del estado cubano. En la sexta y última
escena del primer acto, el portavoz del gobierno, Enriquito, le habla al
público sobre la importancia del vuelo inminente de Federico, pero el mismo
pueblo declara su frustración con la oratoria de siempre. La VOZ DEL PUBLICO le
dice a Enriquito, “termina de hablar, mi socio, que hace mucho sol” (28).
Enriquito deja de hablar y Federico despega en su globo. Un locutor termina el
acto al narrar la historia de Matías Pérez y al asociar a este piloto famoso
del siglo XIX y su vuelo trágico con el vuelo inminente del protagonista,
Federico.
El segundo acto
trata la expedición extraordinaria y hace que esta obra deje de imitar
fielmente la realidad. La trayectoria de Federico le lleva al espacio y
eventualmente, como implica el título, a la luna. Mientras está en la luna,
Federico conoce a tres seres: dos humanos y otro ser que es un extraterrestre
del planeta de la paz. Como la famosa presencia normalizada de los rinocerontes
de Eugène Ionesco, el hecho de que Federico conoce a dos astronautas y a un
extraterrestre es incongruente con la realidad y, en estos dos casos, absurdo.
Según Lewis es productivo ubicar los orígenes del humor en la literatura en
instancias de incongruencias. El humor es una de dos reacciones comunes a
cualquier incoherencia – la otra es el miedo. Tanto el humor como el miedo son
respuestas psicológicas y a veces físicas que los seres humanos tienen para
tratar de resolver los problemas que proporcionan las incongruencias. El
enfoque de Iván Acosta tiene que ver casi exclusivamente con lo cómico, pero
existen unos ejemplos donde el miedo no se halla tan ajeno del humor.
Hablando se entiende y se ríe la gente
Las primeras
observaciones sobre Un cubiche en la luna toman como punto de partida la
ubicuidad del humor lingüístico, el juego de palabras en muchos sentidos. Desde
las referencias culturales hasta los refranes multiculturales, Iván Acosta
tergiversa las palabras e intenta hacerle reír al público lector a la misma vez
que le invita a contemplar el lado cómico del sufrimiento cotidiano. Esta obra
teatral no tardar en ubicar el lector en un ambiente tan humorístico como
incongruente con su título. Según la definición de Marcos A. Morínigo de la
palabra “cubiche” en su Nuevo diccionario de americanismos e indigenismos, el
sustantivo “cubiche” se emplea para referirse a un cubano “festivamente” (227).
Con jerga conocida, el título llama la atención al pueblo cubano y a los
interesados en la cultura cubana. La segunda parte del título – en la luna -
alude al segundo acto de la producción donde dominará la fantasía espacial. La
combinación de la íntima referencia cultural con un anuncio poco sutil sobre
dónde se encontrará al protagonista cubiche es graciosa y sirve para fomentar
la anticipación de una cómica obra teatral que desarrolla temas cubanos.
Las primeras
palabras habladas en Un cubiche en la luna también apelan a los cubanos con un
lenguaje tragicómico. El primer intercambio entre Federico y un amigo hace
referencia a una figura famosa en el hablar cubano. Perucho, el amigo, entra en
el escenario y lo saluda a Federico preguntándole: “¿Qué dice el futuro, Matías
Pérez?” Ésta es una de muchas referencias a Matías Pérez y al dicho cubano
“voló como Matías Pérez” a lo largo del primer acto. La alusión repetida
caracteriza las intenciones quijotescas de Federico y empieza a prefigurar unos
resultados irreales. Hace décadas D.C. Corbitt investigó este dicho cubano y en
1941 publicó un breve escrito en Hispania sobre cómo Matías Pérez, un aeronauta
cubano nacido en Portugal, llegó a cobrar tanta fama en la isla caribeña. No
era el primer cubano que navegó un globo, sin embargo su fracaso en 1856 le
dejó al pueblo cubano un refrán que tiene más de 150 años en uso. Corbitt explica el significado diario del dicho de esta manera: “[…]
when some person proposes to do something fantastical or theatrical, he will
probably be reminded that he will fly like the immortal aeronaut. If the grand
attempt fails, the commentators will shrug their shoulders and say, ‘Voló como
Matías Pérez’” (280 bastardilla original). La incongruencia que resulta de llamarle a Federico “Matías Pérez” es
la primera iteración cómica en la obra de Acosta y funciona para contextualizar
la acción en una específica leyenda cubana. Las siguientes referencias a Matías
Pérez no obran sólo para hacerle a uno dudar del éxito de Federico de volar en
su globo casero sino que le recuerdan al público del cómico sueño del
protagonista. Federico sabe lo que le pasó a Matías Pérez y no obstante sigue
con la construcción casera de un globo y con la certeza resuelta de que puede
lograr volar como Matías Pérez con diferentes resultados que la desaparición y
la supuesta muerte de su precursor. Las múltiples referencias a Matías Pérez en
la obra no le distraen al protagonista pero sí aumenta el efecto cómico que
espera el público en el segundo acto. Entonces, la alusión al piloto del siglo
XIX habla a una comunidad específica que conoce el uso del refrán porque
pertenece a su hablar diario. Los que están mínimamente familiarizados con los
acontecimientos de Matías Pérez pueden sonreír al percibir la dirección lúdica
en Un cubiche en la luna. Los lectores no cubanos y / o los sin conocimiento
ninguno de Matías Pérez tendrán un resumen de su historia en la sexta escena.
Otro ejemplo del
humor lingüístico se puede escuchar a lo largo de la obra en la comunicación
diaria entre los personajes. El diálogo entre Federico y un anónimo agente de
la comunidad habanera es un típico ejemplo del juego de palabras que penetra el
teatro acostiano. El oficial del gobierno sospecha que los planes de Federico
irán en contra de lo aceptado por el gobierno castrista en los años 80. Sin
embargo, él desea salir de la isla que presencia el éxodo del Mariel y la
llegada de miles de cubanos a las puertas de la embajada peruana en 1980. El
agente cree que si le echa una mano a Federico, él podrá acompañarlo en su
vuelo. Cuando el agente sugiere que le pueda conseguir unos tanques de oxígeno
para su proyecto, le explica que:
AGENTE: Vaya, no es legal, pero tampoco es ilegal. En este caso esto es un poco legal, pero es legal. Porque lo que tú estás haciendo es legal, ¿es o no es? Por lo tanto, no es ilegal. ¿Entiendes?Éste es un ejemplo de muchos donde los protagonistas juegan con las palabras. La audiencia se ríe de la yuxtaposición de palabras o del hecho de que el agente no quiere discutir abiertamente la legalidad de lo que le propone a Federico. El humor lingüístico de este intercambio se aprovecha de una incongruencia física que se puede leer en la acotación. Mientras las palabras implican que comprende la cuestión de legalidad, su cuerpo muestra confusión.
FEDERICO: (Medio confuso.) Lo entiendo perfectamente, compañero. (17)
No hay perplejidad, sin embargo, cuando los protagonistas se refieren a la cultura popular. Entre los mejores ejemplos, se destacan las dos menciones del superhéroe, Superman. La primera consta de la explicación que Federico le da a Silvia cuando éste imagina su propio vuelo:
FEDERICO: […] Imagínate: 26 de julio, Plaza de la Revolución. Fifo y su tabacón dando muela por el micrófono. Muchos aplausos. De pronto Fidel hace así y ve algo volando en el cielo. Es un OVNI, no. Es un pájaro, no. Es superman [sic], tampoco. Ta-ta-ta-tá… Es Federico, volando en su globo rojo, blanco y azul, como la bandera. […] (7)
La segunda
referencia a Superman ocurre en la segunda escena del segundo acto después de
que Federico haya alunizado. Cuando los dos astronautas están al punto de
alunizar también, el protagonista se esconde detrás de una gran roca lunar y se
pregunta, “¿Qué será eso? Es un avión, es un pájaro, un cohete. Superman no
puede ser” (33). Mientras la primera mención al superhéroe imagina al
protagonista como Superman, la segunda confunde la llegada de una nave espacial
con el conocido superhombre. Más importante es ver cómo las dos remisiones
cómicas crean un contexto cultural para la acción de la obra. Elias Domínguez-Barajas propone en una investigación sobre los
proverbios en una comunidad mexicana que, “it is through our use of language
that not only do we get things done collectively but also through it that we
coidentify socially” (1). Esta
afirmación se aplica a Un cubiche en la luna y subraya la utilidad del lenguaje
al identificarse socialmente. El comentario también resuena con el aspecto del
humor como expresión de valores que considera importante Paul Lewis. Las
menciones de Superman crean una sensación de comunidad entre los
hispano-hablantes y las referencias culturales que comparten.
Iván Acosta |
Chistes
lacerantes
While tragedy typically interrogates the
mettle of the human constitution under pressure from life’s ‘great questions’,
comedy remains essentially drawn to the more quotidian concerns of the
individual as social animal. Eric
Weitz The Cambridge Introduction to Comedy A veces el humor en Un cubiche en la
luna se burla más intensamente de las condiciones diarias en La Habana. Por
ejemplo la tercera escena del primer acto está repleta del choteo que trata
asuntos físicamente dolorosos. En una reunión del poder popular el secretario
que dirige la reunión pide comentarios de los residentes de la vecindad durante
la sesión de quejas.
HOMBRE SIN DIENTES: (Con problemas al hablar) Compañero, mi problema es un problema de dientes. (Todos los que asisten a la reunión se ríen)
SECRETARIO: Orden, orden, exprésese mejor compañero.
HOMBRE SIN DIENTES: Hace tres meses me tomaron las medidas de la boca para hacerme una caja nueva. Y éstas son las tristes horas que aún no me la han entregado.
SECRETARIO: Secretaria, apunte eso ahí, que es importante. Compañero, haremos todo lo posible que esté revolucionariamente a nuestro alcance para que le resuelvan lo de su dentadura. Mientras tanto, coma con la dentadura vieja.
HOMBRE SIN DIENTES: Es que se quedaron con la vieja también. (Una voz grita, “que le den sopa en botella”. Todos se ríen.) (14)
Luego en la misma
escena, un personaje llamado “Otro compañero” se queja de la escasez de
alimentación saludable.
OTRO COMPAÑERO: Compañeros, lo mío es un problema estomacal.
SECRETARIO: ¿Qué le sucede compañero Cheo? ¿Está padeciendo del estómago?
OTRO COMPAÑERO: No, compañero, estoy padeciendo de hambre. (Todos se ríen.)
SECRETARIO: Corten el relajo, corten los chistecitos, ¡carajo!
OTRO COMPAÑERO: No es ningún chistecito, compañero. Es cierto. Con la cantidad de carne que están repartiendo ahora, no alcanza ni para darle sabor a una sopita […] (ibid.)
Estas dos
situaciones humorísticas se aprovechan de situaciones atormentadas y son
reacciones a unas incongruencias que pueden provocar o el humor o el temor. En
estos casos parece que las incongruencias inducen las dos emociones de humor y
de grima – un miedo de no poder comer y de no poder comer bien. Otra vez parece
que el autor encuentra una manera de presentar el lado cómico de una situación
dolorosa en la vida diaria de los personajes. El choteo en estos dos casos
recuerda el contexto penoso en que viven los protagonistas, desafía la
autoridad local y expresa opiniones ciertamente anti-castristas.
En una parodia aún
más seria de las circunstancias diarias del pueblo cubano, Acosta inyecta al
personaje secundario de Enriquito una mentalidad casi robótica. Enriquito
estudió en Rusia y cada vez que entra en el escenario actúa como si estuviera
en la presencia de oficiales militares del gobierno castrista. Se cuadra cada
vez que acaba de hablar, denuncia el capitalismo y recalca la vigencia de la
Revolución cubana. Federico le tiene compasión y le comenta humorística y
compasivamente a su novia que a Enriquito “le quemaron el coco en Rusia” (20).
El comentario sobre el acto de lavar el cerebro oscila entre el humor y la
crueldad, especialmente cuando Enriquito repite palabra por palabra un
comentario sobre el significado del término “libertad”. Dos veces en una misma
escena éste dice lo siguiente a los mismos personajes:
ENRIQUITO: […] Libertad es un nombre muy significante. La libertad que vive Cuba desde el 1959. La libertad que tiene el pueblo cubano para escoger entre la milicia, el ejército, los comités de defensa, etc., para defender la Revolución, a aprobar o a desaprobar con sus gritos y sus aplausos lo que proponga el primer secretario, el general de las fuerzas armadas y presidente, compañero doctor Fidel Castro Ruz. (Se cuadra. […]) (19 y 24)
Al pronunciar este
mini-discurso al pie de la letra pocos momentos después, Enrique parece más
robótico que al principio de la obra. Se representa el dolor en que vive una
parte particular del pueblo cubano, pero se presenta con leves toques de humor.
Recuerda las deliberaciones de Albert Bermel y su entendimiento del concepto de
comic agony. En su libro del mismo nombre, este crítico sugiere que comic agony
represente una tangente de la categoría clásica de tragicomedia. Mientras las
obras tragicómicas alternan entre momentos trágicos y cómicos, comic agony
entreteje las dos ramas teatrales a tal punto que no se distinguen entre los
fenómenos trágicos y los cómicos (Bermel 4). En Un cubiche en la luna es fácil
reírse mientras los compañeros del hombre sin dientes se burlan del hombre
desafortunado. A la misma vez, es difícil olvidarse de la escasez endémica de
alimentación y de recursos médicos que puedan remendar la situación.
Carcajadas culturales
In the realm of comic agony the best works
I know consist of substantial content molded by playful forms. The pain
remains, but it has been transcended, triumphed over. The creating artists step
outside their agony and make toys of it, put it through hoops and somersaults,
racket it around on unprecedented landscapes. They seek more effectual, and if
they are fortunate, more durable ways to convey it then by whining or pleading
or weeping. Albert Bermel Comic
Agony
La geopolítica de
los Estados Unidos, Rusia y Cuba forma el enfoque de la última serie de
instantes cómicos analizados en el presente trabajo. En el segundo acto radica
la mayoría de un humor que se burla de las culturas y las políticas de estos
tres países. Este acto comienza con pura fantasía ya que Federico Asunción de
la Tierra se encuentra alunizando en su globo Libertad. Poco después de que el
protagonista baja de su globo en la luna, un astronauta de los EEUU y un
cosmonauta de Rusia alunizan en su cohete en una misión supuestamente amistosa.
Desde comedia física a las burlas de los estereotipos sociopolíticos brilla el
humor acostiano en este último apartado. En la segunda escena del segundo acto,
Federico hace una lista de la alimentación que su novia le había preparado para
su breve vuelo sobre la Plaza de la Revolución:
FEDERICO: […] (FEDERICO comienza a sacar las cosas de una caja.) ¿Qué me habrá metido Silvia en esta caja? Seis boniatos, cuatro papas, dos mazorcas de maíz. Ya puedo hacer un ajiaco. Un poco de ron para calentarme. Una barra de pan, está más duro que una piedra. Agua. Una latica de sardinas, azúcar, café. Turroncitos de coco, esto sí que está bueno. Una banderita cubana. Una foto de Silvia. (La besa.) Y un pedazo de bacalao, fo, qué peste. […] (33).
Poco después se le acercan el cosmonauta y el astronauta y el segundo hace una referencia graciosa al pescado:[7]
ASTRONAUTA: Don’t get any closer… El ser viviente [Federico] está solo seis pies de nosotros. He stinks like codfish. Mucha peste de bacalao. (35)
Mucha gente sabe el
olor del bacalao, pero pocos podrán creer que el aroma penetra el traje espacial
de los astronautas. El humor que crea el comentario del astronauta
estadounidense es cultural y permite, como los proverbios y el lenguaje que
analiza Domínguez Barajas, que la gente que conoce bacalao se identifique. Pero
mientras el público lector estaría riéndose sobre el cubano, el astronauta
estadounidense y el cosmonauta ruso no escapan de las carcajadas. Más que nada
se anota una gran incongruencia: estos dos deben ser bien profesionales ya que
se encuentran juntos en una misión a la luna. Sin embargo, los dos se luchan,
se discuten y se ridiculizan al absurdo una vez en la luna. Luchan sobre el
tamaño de las banderas nacionales que piensan poner en un asta. Los dos están
atados por un cordel y los dos se arrastran en distintos momentos para crear
una sensación tan absurda como cómica. En otro instante, los dos intentan
convencer a Federico que venga con ellos a sus propios países. Las acotaciones
dicen todo.
VOZ DE RUSIA: (Con acento ruso.) Esta es la Base Stalin. Llamando desde la Unión de Países Socialistas Soviéticos. Contestando, contestando. En primer lugar, hacer contacto con ese camarada celenista. Segundo lugar, mostrarle una foto de Lenin y una de Marx. Y sin que el camarada yanqui se dé cuenta. Averigua si el camarada celenista habla ruso. (Los dos bajan de la nave. Comienzan a llamar a FEDERICO como si este fuese un perrito. El ruso tiene una foto de Marx y Lenin. El americano tiene un billete gigante con la foto de Lincoln.) (ibid.)
Por fin, el americano le suplica que venga él otra vez diciendo
ASTRONAUTA: Tú venir [sic] con nosotros a América y haremos en Hollywood una gran película acerca de tu vida. Te pasearemos por la quinta avenida de Nueva York. Serás el hombre más famoso del mundo. […]
COSMONAUTA: Tovarich, Federico. No le pongas atención a las promesas del camarada yanqui. Recuérdate del lema revolucionario, “yanquis go home”. Oye echa para acá. Yo te prometo que si tú bajas conmigo a la tierra, en Rusia te daremos el premio Lenin de la Paz. Haremos un grandioso desfile en la Plaza Roja de Moscú. El próximo año lo declararemos como el Año del Cubiche en la Luna. Serás el hombre más honrado de todos los países socialistas. ¿Qué te parece tovariche? (38)
Federico se niega y después los dos astronautas se discuten de nuevo.
ASTRONAUTA: La fuerza no, no, no. Hay que dejar que él mismo decida democráticamente.
COSMONAUTA: Tú trátalo democráticamente. Que yo lo trataré totalitariamente. (Coge un bate en la mano.
EL COSMONAUTA avanza hacia FEDERICO. EL ASTRONAUTA lo aguanta por un brazo.) (ibid.)
La sátira circense
en estas escenas ejemplifica varias partes que los psicólogos Roger J. Kreuz y
Richard M. Roberts examinan en la definición de sátira. Según ellos la sátira
sirve para ridiculizar un sujeto para subrayar sus defectos (100), pero a la
misma vez, la sátira intenta comentar sobre un estado del mundo (102). Las
representaciones del cosmonauta y del astronauta apuntan sus mayores defectos
de no poder confiar uno en el otro y de tratar de aprovechar uno del otro en
nombre de sus países. Los dos astronautas representan los sentimientos
estereotípicos de los rusos y los estadounidenses a finales de la Guerra fría
con las referencias a Marx, los dólares estadounidenses, la Plaza Roja y la
quinta avenida de Nueva York. Al fin, Federico decide que no irá ni con el
estadounidense, ni el ruso. Después de una cómica llamada de Fidel Castro,
Federico todavía niega regresar a la Tierra con la nave espacial.
El humor en este
segundo acto se burla de los peores aspectos de las culturas estadounidense y
rusa y cubana. Estos momentos crean el contexto para el desenlace de la obra
teatral. Federico, el cosmonauta y el astronauta presencian la llegada
inesperada de un extraterrestre. El protagonista decide ir al planeta de la paz
con su novia Silvia (a quien le trajo el extraterrestre) en oposición a las
opciones restantes de la Tierra. Federico opta por otro planeta porque según el
extraterrestre no existen la codicia, la guerra, el odio, etc., sino la paz.
Esta decisión se burla de las tres culturas representadas al final de la obra.
No todas las carcajadas en esta obra de Iván Acosta eran iguales pero parece
que Federico, el que rio último; rio mejor. Al considerar el humor en Un
cubiche en la luna, reverbera la siguiente conclusión de Paul Lewis en su
análisis del humor:
humor is not one but many things: humor
marks the boundaries of our sense of the real, reveals our values, solidifies
our social and psychological identities, supports our maturation and enables us
to learn – serving as a weapon, an embrace, an evasion, a lesson, a puzzle and
a game. (Lewis 156)
En el análisis de la
obra acostiana, se hallan varias funciones del humor, pero entre las más
llamativas es su sátira. No sólo se burla de los Estados Unidos y de Rusia,
sino de su patria, Cuba, también. Resta la punzante pregunta que discute Eric
Weitz: ¿Tienen la comedia y lo cómico la capacidad de desafiar y de cambiar los
discursos dominantes en nuestras sociedades? (196). Iván Acosta no ha dejado de
iluminar lo ridículo en la situación geopolítica en que se hallan los cubanos y
su diáspora, y se espera que su crítica no vuele como Matías Pérez, sino como
Federico Asunción de la Tierra.
Notas:
1. Vincent Canby
documenta que El super estrenó en 1977 en el Cuban Cultural Center de Nueva
York; Leon Ichaso y Orlando Jimenez-Leal dirigieron la obra que fue adaptada
por Ichaso y Manuel Arce. El filme estrenó en 1979. La versión teatral aparece
impresa en 1982 por Ediciones Universal, Miami.
2. Se presentó esta
obra en el mes de junio de 2009 en el I Festival de Teatro Cubano en un Acto en
la ciudad de Nueva York y luego en Marquette University en octubre de 2010.
3. En el año 2000
Sydney Ladensohn Stern reporta para The New York Times que Un cubiche en la
luna sigue siendo una obra relevante en los Estados Unidos y que el grupo
teatral Orígenes de Westchester, Nueva York presentó esta obra en español en
los suburbios de la ciudad de Nueva York.
4. Ver el artículo
de Gustavo Pérez Firmat, “Riddles of the Sphincter: Another Look at the Cuban
Choteo,” que apunta otras deficiencias en la conferencia de Mañach. La tesis de
Pérez Firmat sugiere que Mañach intenta purificar la imagen del choteo al
evitar consideración de los subtextos más escatológicos e indignos.
5. Entre otros
títulos se hallan, El ingenioso criollo Don Matías Pérez por José R. Brene y
Matías y el aviador por Félix Lizárraga.
6. Esslin mantiene
que la frase teatro del absurdo no marca un consciente movimiento estético,
sino una agrupación de dramaturgos con preocupaciones, ansiedades, emociones y
pensamiento en común (4).
7. Citando a Samuel
Hazard y su libro Cuba a pluma y lápiz, José Luis Luzón llama al bacalao el
plato nacional de Cuba (26).
Obras citadas
Acosta, Iván. El
super: (tragi-comedia). Miami, FL: Ediciones Universal, 1982.
-----. Un Cubiche En
La Luna: Tres Obras Teatrales. Houston, TX: Arte Público Press, 1989.
------ Amigos. Dir. Iván
Acosta. Perf. Blanca de Abril, Luisa Gil y Juan Granda. anicote Productions,
1985
Bermel, Albert. Comic Agony: Mixed
Impressions in the Modern Theatre. Evanston,
IL: Northwestern University Press, 1993.
Brene, José R..
Pasado a La Criolla Y Otras Obras. La Habana, Cuba: Letras Cubanas, 1984.
Canby, Vincent. "The Screen: El Super,
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APLAUDO AL COLEGA JAYSON MELLER POR ESTE ENSAYO DE VALIA. COMO FELICITO TAMBIEN A MI COLEGAMIGO IVAN ACOSTA, AL QUE CONOCI EN LA MIAMI DE 2012, RECIEN LLEGADO YO A ESTA CIUDAD DE LIBERTAD, TRAS ESCAPAR DEL GULAG CASTRISTA.
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