Monday, August 7, 2017

ACTO DE INVESTIDURA Y PREMIACIÓN EN LA FLORIDA DE LA ACADEMIA DE LA HISTORIA DE CUBA EN EL EXILIO

Por J. Marat-Pérez
Fotos de Luz Martínez
El viernes 4 de agosto tuvo lugar en la Sala de Conferencias de la Universidad “Rafael Belloso Chacín”, en la ciudad de Doral, estado de Florida, el acto de investidura de tres nuevos académicos y el otorgamiento de la Orden al Mérito “Enrique Ros” a una prestigiosa organización del Exilio Cubano. El evento contó con la participación de académicos ya investidos, estudiantes y profesores de la alta casa de estudios que brindó su local para llevar a cabo el acto y familiares y amigos de los nuevos miembros de nuestra institución. La ceremonia estuvo presidida por el Dr. Eduardo Lolo, Presidente de la AHCE, y el Dr. Octavio de la Suarée, Secretario de la misma. Estaba planeada la presencia del Dr. Oscar Belloso Medina, Rector Presidente de la universidad sede del evento, pero los dramáticos acontecimientos ocurridos en Venezuela ese día le impidieron viajar a los EE.UU como tenía previsto. Fungió como Maestro de Ceremonias el Sr. Pedro Corzo, miembro de nuestra corporación y Presidente del Instituto de la Memoria Histórica Cubana contra el Totalitarismo.
El primer discurso de investidura fue el que escribiera el Sr. José Antonio Albertini, conocido narrador, periodista e historiador con una amplia obra publicada. El título de su pieza fue “Cuba y Puerto Rico: quizás del águila las dos alas”. El nuevo académico, en base a su estudio de las actuales condiciones sociales y políticas de las dos naciones caribeñas y sus relaciones históricas con los Estados Unidos, conjetura y advierte en su alocución sobre la posibilidad del surgimiento de una nueva corriente anexionista en ambas islas.
J.A. Albertini recibiendo su Diploma de Membresía. Sentado, O. de la Suarée, quien tuvo a su cargo el Discurso de Respuesta
Sin embargo, de acuerdo con Albertini, el nuevo intento de anexar a los EE.UU. los dos países caribeños no tendría como promotor el establecimiento político norteamericano, sino las nuevas generaciones de cubanos y puertorriqueños hastiados de las promesas incumplidas por sus dirigentes y las condiciones de vida actuales en las dos islas debidas al totalitarismo en una y la ineficiencia administrativa en otra. De hecho, en un reciente plebiscito llevado a cabo en Puerto Rico la estatidad ganó abrumadoramente; mientras que para la mayoría de los jóvenes cubanos el vecino del norte constituye su única opción de futuro esperanzadora. Luego de un profundo análisis de la situación descrita, concluye Albertini con estas palabras:
Es admisible, reitero, elucubrar que las dos islas, Cuba y Puerto Rico, de banderas similares y estrellas solitarias, en esta época de globalización desigual y resurgimiento de nacionalismos exacerbados, concluyan sumando, de buen grado, sus luceros a la amplia enseña norteña de las barras y las estrellas.
Armando Valladares pronunciando su Discurso de Investidura
El segundo discurso de investidura estuvo a cargo de Armando Valladares, el destacado poeta e historiador cubano y exembajador de los Estados Unidos ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU. Su libro de memorias Contra toda esperanza es un ícono de la historiografía cubana, habiendo sido traducido hasta la fecha a 18 lenguas. Su alocución se tituló “La alta jerarquía católica y el totalitarismo cubano”. En este discurso, Valladares analiza la política del Vaticano, la Conferencia de Obispos Católicos de los EE.UU. y la dirigencia de la Iglesia cubana (esta última según declaraciones de un controvertido cardenal criollo) a favor de un acercamiento al régimen totalitario cubano y el levantamiento del embargo económico norteamericano sin exigirle nada a cambio al castrismo. Dicha política, disfrazada de un burdo lenguaje demagógico, está relacionada con la forma en que la administración de Obama en sus postrimerías restableció relaciones diplomáticas con el gobierno de La Habana; pero venía cimentándose desde hacía tiempo. Sin embargo, Valladares deja aclarado que esa postura de la alta jerarquía católica no es compartida por todo el clero criollo, como queda demostrado en el ejemplo que cita de Monseñor Pedro Meurice (fallecido arzobispo de Santiago de Cuba) quien comentara que “Nos consideraban una Iglesia de mártires y ahora algunos dicen que somos una Iglesia de traidores”. Y concluye Valladares:
Esa situación, y otras similares por las que atraviesa la historia de la Iglesia cubana desde hace décadas de colaboracionismo con el régimen castrista, parecieran ilustrar las palabras de Pablo VI sobre la auto-demolición y el humo de Satanás en la Iglesia. ¡Que la Virgen de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba, fortifique hasta un grado heroico la fe del rebaño cubano, dentro y fuera de Cuba. Y que a todos nos dé fuerzas para que, pese a tantas pruebas espirituales causadas por actitudes desconcertantes de tan altos eclesiásticos, continuemos rezando el Credo y esperando contra toda esperanza, con la certeza de que las fuerzas del infierno no prevalecerán!
El Dr. Salvador Larrúa fue el último de los nuevos académicos investidos ese día. Es autor de numerosos libros de temas históricos y está considerado el más importante especialista actual en el campo de la historia floridana de tiempos de la Colonia. No resulta sorpresivo entonces que sea el Director del Centro de Estudios de la Florida Colonial, donde ha logrado acopiar muy importantes documentos y datos relacionados con el tema. Sus laboriosas investigaciones en el Archivo de Indias y otros centros de documentación histórica, han abierto las puertas para que nuevos estudiosos continúen sus esfuerzos, siempre encaminados a la indagación y preservación del legado hispano de la Florida. Su discurso, titulado “Floridanos en Cuba, hispano-cubanos en la Florida 1513-1821” lleva la actual relación entre la isla caribeña y la península continental a sus mismos orígenes. Orígenes que rebasan, como demuestra en su alocución, el campo bélico y religioso de todos conocido, sino que va a la economía, la alianza política entre hispanos e independentistas norteamericanos, la cooperación de la monarquía española hasta en el campo del espionaje, etc. Porque es el caso que, a diferencia de otros estados sureños de la Unión, la Florida nunca dejó de ser hispana o, al menos, es lo que hoy conocemos como tal por la labor de los hispanos, fundamentalmente los de Cuba.
El Dr. Larrúa a punto de recibir su Diploma de manos de E. Lolo
El Dr. Larrúa, sin embargo, lleva su presentación mucho más acá de las fechas que anuncia en su título con una especie de corolario que abarca los tiempos modernos. De lo que se desprende que la presencia cubana en la Florida responde a mucho más que a factores geográficos y circunstancias políticas actuales. Resume así Larrúa su tesis:
Dentro de la Historia de la Florida merece especial atención el vínculo con Cuba. (…) muchas páginas de la historia de Cuba se escribieron en la Florida igual que la historia de la Florida no se comprende sin el aporte cubano. Ambas crónicas son inseparables desde comienzos (…) la presencia o la influencia de cubanos en Estados Unidos no data de la llegada de Castro al poder, sino de mucho antes, inclusive desde la Revolución encabezada por George Washington contra la corona británica, que hubiera demorado años o tal vez no hubiera podido ganarse sin la ayuda financiera y las tropas de la isla de Cuba y el aporte militar de los Reales Ejércitos, la Real Armada, y el apoyo logístico y económico de la Corona de España.
El Discurso de Respuesta estuvo a cargo del Dr. Octavio de la Suarée, destacado autor y profesor universitario de larga y exitosa trayectoria. En la actualidad, el Dr. de la Suarée funge como Secretario de la AHCE y fue recientemente electo Editor del Anuario Histórico Cubano-Americano que comenzará a publicar la institución en el otoño de este año. Nuestro Secretario comenzó resumiendo en unas pocas palabras el nexo existente entre los tres discursos de investidura al señalar que los mismos “discuten sucintamente las relaciones socio-culturales cubano-estadounidense desde tres puntos de vista diferentes”, los que pasa seguidamente a reseñar y glosar para resumir que:
… estos tres ensayos destacan claramente las relaciones e intercambios entre cubanos, floridanos y estadounidenses a través de su historia como ahora mismo y en un futuro ojalá no lejano. Salvador Larrúa-Guedes demuestra los primeros, frecuentes y continuos logros, el ir y venir entre la península y la isla… Armando Valladares, con su sentida denuncia contra una organización no material (“Mi reino no es de este mundo”, dicen), que frecuentemente pierde el sentido de su misión en la tierra, como demuestra la historia… José Antonio Albertini con su oportuno grito de alarma cuando consideramos el cariz que puede tomar el futuro de las dos alas, Cuba y Puerto Rico. Por supuesto, que en última instancia, serán los cubanos de la isla los que decidan el camino a seguir cuando se acabe la pesadilla castrista. Y a la vez tienen que darse cuenta, tarde o temprano, si no lo han hecho todavía, de este milagro cubano del otro lado del Estrecho de la Florida y opten por emularlo.
Una vez investidos los tres nuevos académicos, se procedió a la entrega de la Orden al Mérito “Enrique Ros” a la organización “Cuba Archive/Archivo Cubano”, representada por María Werlau, su Directora Ejecutiva.
María Werlau recibiendo el reconocimiento
Esta entidad no-gubernamental y sin fines de lucro, viene desde hace años documentando las muertes y desapariciones de cubanos por causas políticas desde 1952 hasta la fecha. También investiga y hace pública la trata de profesionales y explotación humana por parte del gobierno cubano totalitario, en un conocido negocio de exportación sustentado en el tráfico de seres humanos. Todos los casos son investigados con seriedad profesional, sin importar la ideología o militancia de las víctimas. Los resultados van entonces a una base de datos, constantemente actualizada, que puede consultarse gratuitamente. Cuba Archive/Archivo Cubano sintetiza así sus principios rectores:
Esta iniciativa defiende el derecho intrínseco de cada persona a vivir en libertad y con seguridad. Parte de la premisa que la búsqueda constructiva de la verdad ayuda a promover una cultura de respeto por la vida y el estado de derecho, lo que ayuda a prevenir más atrocidades.
El resumen del acto estuvo a cargo del Dr. Eduardo Lolo, Presidente de la AHCE, quien dio las gracias a la Universidad “Rafael Belloso Chacín” por su generosa hospitalidad y dio la bienvenida a los nuevos académicos a nombre de la Junta Directiva de la Corporación. “Cuba y Venezuela hoy compartimos en tierras de libertad lo que nos está vedado en nuestros queridos países: soñar futuros con dignas raíces de historia que también nos quieren destruir”. De los nuevos académicos dijo: “Como institución seguimos logrando que aquellos a quienes honramos con la membresía, nos honren con su presencia.” También destacó la importancia de la desinteresada labor de la organización galardonada con la Orden al Mérito “Enrique Ros” a favor de rescatar del olvido las impunes monstruosidades del castrismo con el fidedigno registro de las mismas. Por último, recordó la importancia de la Academia de la Historia de Cuba en el Exilio más allá de su función intelectual, como elemento de apoyo a los jóvenes cubanos víctimas del fracasado tinglado totalitario. Concluyó al respecto el Dr. Lolo:
Las nuevas generaciones de cubanos, confundidas, frustradas y escépticas como consecuencia del largo adoctrinamiento estéril en que se formaron, necesitan de todos nosotros. El catequismo castrista no dio resultado, pero ha fomentado una “doble moral”, un escepticismo y una apatía que hace que muchos de nuestros jóvenes hasta rechacen a José Martí y hayan perdido su amor por Cuba. Cierto que, con la excepción de los valientes opositores, siguen repitiendo forzados las mismas consignas oficialistas de siempre; pero ya ninguno se cree el viejo cuento. Es más, las endémicas carencias materiales han traído como resultado que para muchos de ellos sólo lo material sea importante; lo abstracto, un absurdo; el mañana, una utopía. Según la óptica generalizada de los jóvenes cubanos de la actualidad sólo existe el hoy, desgajado irremisiblemente del ayer, sin extensión o reflejo futuro alguno. Es nuestro deber recuperar, mediante un historiar objetivo, libre de toda retórica pueril, el legado cubano que muchos de nuestros jóvenes desconocen o rechazan; volver la vista atrás para andar hacia adelante; pasar de la nostalgia del anteayer a la nostalgia del pasado mañana.
De izquierda a derecha: Pedro Corzo, Salvador Larrúa, José A. Albertini, Armando Valladares, Eduardo Lolo y Octavio de la Suarée

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