Thursday, January 12, 2017

ROSARIO REXACH (1912-2003)

PEDAGOGÍA Y LITERATURA RUMBO AL TIEMPO CIERTO

Por Eduardo Lolo

    
El autor junto a Rosario Rexach en el año 2000
  Ante el fallecimiento del destacado hispanista argentino Enrique Anderson Imbert, la Revista Hispania (Volumen 84, número 2, mayo del 2001) comenzó su entrega con una sección especial dedicada al conocido pedagogo y estudioso de nuestra cultura. La iniciaba un trabajo titulado “Enrique Anderson Imbert: notable escritor y profesor (1910-2000)” que, para alguien como yo con cierta experiencia en publicaciones, no podía ser otra cosa que una nota editorial a manera de introducción de la sección de homenaje referida. Comencé mi lectura pero, sin haber terminado todavía el cuarto párrafo, sentí que el texto se me hacía conocido. No podía serlo, obviamente. Tenía que ser entonces el estilo, la forma de articular ideas e imágenes, pausas y palabras. Y sin esfuerzo alguno pude identificarlo. Pensé entonces con sorna: “¡Quien escribió este editorial está copiando el estilo de Rosario Rexach!” Como los editoriales no se firman, no me tomé el trabajo de intentar descubrir quién era el autor o autora del ‘plagio’ estilístico que, continuando la lectura, se me hacía más evidente. El final de la pieza me deparó una sorpresa: no se trataba de un editorial, aunque se utilizó con tal intención un texto firmado. Y la persona responsable de semejante copia estilística, quien sin una sola referencia o nota de agradecimiento había estado utilizando alevosamente el estilo de Rosario Rexach, era nada más y nada menos que… Rosario Rexach.
      Cuba era una república adolescente cuando llegó a la vida, en una cuna humilde, la autora que nos ocupa. Habla muy bien de esa Cuba el hecho de que la joven Rosario, a pesar de su modesto inicio y su condición de mujer en un mundo donde todavía las mujeres eran ciudadanos de segunda clase, pudiera completar una sólida formación académica y ascender a los más altos peldaños de la escala cultural de su tiempo. Y es que en ese país imberbe era ya posible encontrar las semillas que, una vez germinadas, pondrían a Cuba entre las naciones latinoamericanas más destacadas de su tiempo. Aunque también las primeras cepas del virus que, a la postre, acabaría con la República misma. Rosario Rexach fue el producto feliz de esas semillas y luchadora infatigable contra ese virus.

            Su primer paso, como el de muchas intelectuales cubanas de la época, sería la Escuela Normal para Maestros. La formación allí recibida terminaría siendo no sólo un elemento fundamental de su vida, sino también de su estilo, como luego veremos. De estudiante universitaria, jugó un papel importante en la lucha contra la dictadura de Gerardo Machado y abrazó activamente los principios de igualdad y justicia que se convertirían en el punto cierto de todas sus partidas. De ahí que no extrañe el contenido de su primer trabajo publicado: “Orientación vocacional de la mujer en Cuba”, aparecido en el periódico El Mundo en 1938, donde aboga por el avance de la mujer cubana de entonces en el campo artístico y profesional. Pero posiblemente el punto culminante en su formación intelectual sería su asociación profesional con los educadores Roberto Agramonte y Jorge Mañach, conocidos estudiosos de Martí y personajes históricos ellos mismos dentro de la primera República de Cuba. Particularmente Mañach es considerado el mejor ensayista cubano del siglo XX, con una vasta obra que se resiste a perder vigencia y sigue apelando a los lectores actuales como lo hacía varias décadas atrás. Así, gracias a la plaza que ganara ‘por oposición’ en la Universidad de La Habana, Rosario Rexach tuvo el privilegio de beber directamente de una de las fuentes fundamentales de la cultura cubana. Y ser también su más cercano colaborador en proyectos pedagógicos tan avanzados que hoy en día se consideran modernos. Informa al respecto Patricia Pardiñas-Barnes:

…Rexach was among the first Cuban women involved with pedagogical applications of modern technology. Her voice was heard via CMQ radio waves from 1949 to 1953, where she participated in “long-distance learning” (in today pedagogical jargon) at La Universidad del Aire, opening the virtual classroom to as many Cubans as possible to present and discuss national identity concerns and cultural issues. La Universidad del Aire was a cutting-edge educational program created by Jorge Mañach, her mentor and university colleague.[1]

      Ese llevar la escuela más allá de las aulas tradicionales sería una constante en los esfuerzos de Rosario Rexach en la promoción de la cultura. De ahí que junto a figuras tales como Anita Arroyo y Elena Mederos –entre otras destacadas intelectuales cubanas de la época– haya sido parte activa de la Sociedad Lyceum de La Habana, organización privada sin fines de lucro dedicada al fomento de la cultura que se colocaría a la cabeza de las entidades culturales criollas de entonces y de la cual Rosario Rexach sería elegida Presidenta en dos oportunidades.
Caricatura de Rosario Rexach por Conrado Massaguer
      El posterior desplome de la República de la cual había sido producto arrojaría a Rosario Rexach a las siempre extrañas tierras del exilio. Desde el punto de vista intelectual tal experiencia no creo le haya sido del todo desconocida. Sus estudios de la vida y obra de Félix Varela y José Martí puede que ya le hubieran dado un atisbo de ese soñar sueños ajenos que es el exilio. De pronto la cubanía en la diáspora, que había sido hasta entonces objeto de estudio, se le convirtió en objeto de vida. Pero para Rosario Rexach, como para la mayoría de los exilados cubanos, Cuba en la lejanía se haría más Cuba aún.
      Ese ahondar en su identidad nacional y los fundamentos de su cultura no era nada nuevo en la obra de Rexach. El pensamiento de Varela y la formación de la conciencia cubana data de 1950, un enjundioso ensayo donde va identificando, con mirar a su alrededor histórico y cultural, elementos evidentemente entroncados en la obra del presbítero. Un poco más adelante, en 1954, publicaría El carácter de Martí y otros ensayos, uno de los trabajos individuales de más solidez intelectual de los editados con motivo del Centenario del Apóstol. Lógica continuación y profundización de ese ir a la semilla, aun lejos del tronco, serían estas cuatro colecciones de ensayos publicadas en el exilio: Estudios sobre Martí (1985), Dos figuras cubanas y una sola actitud (1991), Estudios sobre Gertrudis Gómez de Avellaneda. (La reina mora del Camagüey) (1996) y Nuevos estudios sobre Martí (2002), su obra póstuma.
      Llama la atención que tanto la primera como la última obra de la Rexach publicada en el exilio hayan sido estudios martianos. Pero no creo estemos en presencia de, simplemente, una afortunada coincidencia. El primero, con prólogo de Gastón Baquero, reproduce en su parte inicial el libro publicado en 1954 y que el gobierno castrista trató de hacer desaparecer, y reúne en la segunda nuevos ensayos sobre Martí escritos en el exilio. Nuevos estudios sobre Martí aparecería un año antes de la muerte de la autora, con prólogo de quien estas líneas suscribe. Forman esta postrer entrega 10 ensayos seguidos de dos trabajos menores y una bibliografía activa a manera de apéndices.
Median, entre la colección de ensayos martianos de 1954 y la del 2002, no sólo casi cinco décadas, sino también la distancia entre el dolor referido y el pesar conocido, entre el homenaje optimista y la historia repetida. En la primera compilación, se hace evidente que la autora es un producto tangible del martianismo –aunque incompleto– de la primera República de Cuba. Escribió las otras dos colecciones una seguidora de Martí en el exilio por la traición absoluta de ese ideario estudiado. Martí es el mismo e iguales las pupilas que lo escudriñan, sólo que en las recopilaciones editadas en el exilio son pupilas humedecidas. La Rexach escribió sobre Martí en Nueva York y en España mientras vivía desterrada ‒como el objeto de sus investigaciones e interpretaciones‒, en esos lugares. Así, estudió al Apóstol andando sobre sus huellas en la nieve neoyorquina, palpando en los muros antiguos de Madrid la superficie de los muros habaneros de su infancia y juventud. Como Martí casi un siglo antes, tuvo que hacer también una gran decisión. Y no dudó un instante: permanecer, sin componendas con el yugo, en el exilio. De paso siguió su vocación de maestra, incluso –como en La Habana– más allá del salón de clases, y con el mismo éxito. De ahí que, entre otros reconocimientos recibidos en el extranjero, haya sido elegida académica de número de la Academia Norteamericana de la Lengua Española.
     
Pero esa mirada desde ‘afuera’ le permitió a Rosario Rexach conectar la historia pasada con la de su presente, al punto de casi borrar sus fronteras temporales. Nada sorpresivamente se percató de que la cultura cubana es un fluir que puede repetir, cíclicamente, la presencia de una figura que, pese a las diferencias físicas y epocales, representa un mismo elemento que trasciende. Tal es el caso de Félix Varela y Jorge Mañach, a quienes estudia y eslabona en su segunda colección de ensayos publicados en el destierro. Ve en ellos una sola actitud, producto en ambos de un tormento similar. De momento, Varela se desintoxica de pasado y emerge en Mañach. La Cuba de la Colonia se hace la Cuba del totalitarismo. Hay una misma actitud porque hay un medio similar y una valentía semejante para enfrentarlo. La Rexach los estudia y nos hace llegar a la conclusión de que semejante actitud está del todo vigente, de que en cualquier momento daremos la bienvenida a un nuevo Varela-Mañach. Y algo de eso me permito conjeturar andaba en su mente cuando escribió la dedicatoria del libro. Sus trabajos anteriores habían sido dedicados a afectos de su entorno familiar: a la memoria de sus padres, a su hermano Eduardo, a sus sobrinas-nietas. Aquí reza: “A la memoria de Reinaldo Arenas, buen amigo, gran cubano y excelente escritor.” ¿Acaso el libro no trataba de Varela y Mañach, buenos amigos, grandes cubanos y excelentes escritores?
      La tercera compilación de ensayos como que continúa la labor iniciada con su artículo de 1938 ya nombrado y su faena en la Sociedad Lyceum: el desarrollo de la mujer en la cultura. Sólo que aquí trata de ilustrar con el mejor ejemplo cubano tal mundo de posibilidades. Sus estudios sobre la Avellaneda, con prólogo de Marina Gálvez Acero, la acercan a esa mujer en la cultura que es la propia Rexach y exhorta implícitamente a las demás mujeres cubanas a traspasar el umbral. Juzga así la colección su prologuista:

A pesar de su brevedad, los artículos aquí recogidos ofrecen una excelente lectura de la Avellaneda. Del más pequeño acontecimiento a la más amplia panorámica, todas sus referencias de-muestran un amplio y maduro conocimiento de la obra y personalidad de la escritora cubana. Las sabias intuiciones que los van salpicando sugieren además nuevas perspectivas de análisis o re-velan los hilos que van uniendo unas obras con otras o los temas auténticos que se esconden tras las respectivas anécdotas.[2]

Para señalar de inmediato que “Y es que, salvando las distancias temporales y la anécdota más personal, existe un cierto paralelismo entre la ensayista y la autora analizada, que se traduce en la perfecta sintonía que todo buen análisis demanda.”[3] No en balde pudo Rosario Rexach estudiar con tanto conocimiento de causa la nostalgia de Cuba en la obra de la reina mora del Camagüey. Era, en definitiva, su propia nostalgia.
      Las cinco colecciones de ensayos nombradas, no obstante la importancia que le han reconocido los numerosos críticos que las han reseñado, sólo recogen una parte de los estudios de la Rexach publicados en periódicos y revistas especializadas de varios países. Una incompleta lista de sus publicaciones cubre varias páginas de apretado texto. Sus trabajos han aparecido en revistas tan prestigiosas como Cuadernos Americanos, la Revista de la Universidad de La Habana, Cuadernos Hispanoamericanos, Revista Hispánica Moderna, Revista Cubana, Revista Ínsula, Anales de Literatura Hispanoamericana, Hispania, Círculo: Revista de Cultura, Linden Lane Magazine, etc. Otros han sido publicados en memorias de conferencias y congresos de importancia. Una rápida lectura de los mismos llama la atención por la versatilidad y amplitud de los temas tratados. Baste señalar “La novela como género literario” y “Texto y contexto venezolanos en los cuentos de Rómulo Gallegos”, en que la autora se lanza fuera de la cultura cubana y entra de lleno en el campo teórico o foráneo, pero con esa profundidad en el análisis a que nos tiene acostumbrados.
En todos los casos se trata de estudios que se caracterizan por la seriedad y hondura de su investigación previa y el acabado artístico de su presentación. Todos emprenden y concluyen un viaje al ánima y al pensamiento del autor o la pieza estudiada mediante un estilo único, fácilmente identificable, como me sucediera en la anécdota que narro al inicio.

Esa personalidad estilística es, precisamente, uno de los relieves más destacados de la obra de esta autora. Algo nada común, por cierto. En efecto, la prosa ensayística –y particularmente la crítica literaria– es un género donde son muy pocos los que logran encontrar y desarrollar un estilo propio que permita la identificación autoral de un texto mediante una primera lectura. Tal parece que la poesía y la narrativa son géneros más propicios a la creación de esos ‘sellos’ personales que aparecen en las obras representativas de poetas y narradores conocidos. O que nos basta con una construcción decorosa y un uso adecuado del idioma. El contenido, donde volcamos nuestros casi siempre agónicos descubrimientos e interpretaciones, como que nos encandila en el acto de la escritura. Creamos el texto como ansioso vehículo de comunicación del resultado de nuestros hallazgos y respuestas, olvidando muchas veces que al escribir sobre literatura utilizamos un género que es también literario: el ensayo, propenso a la belleza y a la creación artística con no menos posibilidades que el teatro o la poesía.
      Rosario Rexach es una excepción. Su prosa ensayística es literatura, aun cuando sea la propia literatura su contenido. Nos habla del arte de otros mediante su propio arte, como si las olas comentaran el mar o el frío la nevada. Forma y contenido van de la mano hasta el fondo de la idea y el alma del texto estudiado, conformando sus propias alma e idea en tanto que nuevo texto literario. De ahí esa voz personal que desarrolló al estudiar otras voces. Porque es el caso que Rosario Rexach escribía ‘a la Rexach’, en fórmula que se completa cuando el receptor disfruta tanto lo que recibe como la forma en que lo recibe.
Tal voz propia se caracteriza, entre otras cosas, por una marcada añadidura de elementos ‘orales’ al texto gráfico. La escritora comparte su espacio con la maestra, como si el aula tomara por asalto la página desprevenida. En consecuencia, Rosario Rexach se lee y se ‘oye’ al mismo tiempo. Oraciones de cierta longitud son interrumpidas por cláusulas breves de indudable oralidad. La autora las utiliza a veces como conclusión o reafirmación de un contenido, como cuando asevera “Se comprende.” o “Así es.” o un escueto “Comprensible.” Otras veces actúan como pórticos a la idea a desarrollar, como al anunciar “Me explico.” o “Pero, cuidado.” Completada la idea, en ocasiones la da por terminada con expresiones tales como “No insisto más.”, “A qué seguir.”, etc. O concluye con un lacónico “Termino. Nada más.”, cuando en realidad sabía que no había terminado, que había mucho más: esa cascada de ideas e inquietudes que deja en el lector una vez concluida la lectura.
En otras oportunidades invierte la fórmula y añade a las cláusulas pequeñas una alta carga literaria. Se trata de una unión de sonido y grafía en la palabra escrita que parece utilizada, en ocasiones, como la búsqueda de un camino distinto por el que llegar a un sitio ya conocido. Por ejemplo, analizando el cuento de Rómulo Gallegos “Paz en las alturas”, luego de citar un fragmento del mismo de largas oraciones, lo concluye e interpreta así: “Es decir, no pena o piedad. No angustia desvelada. Sólo rencor. Y esto en una madre. Casi parece imposible creerlo. No hay por qué seguir.”[4] En otros ejemplos, como que recuerdan el fluir de la conciencia, aunque sin el hoy manido recurso de la omisión de los signos de puntuación. Es la Rexach pensando con todos sus puntos y sus comas, sólo que a través de la lectura descubrimos que habíamos estado pensando lo mismo, aunque probablemente incluso sin palabras definidas, en ese lugar del pensamiento inefable que llamamos alma. Véase el siguiente ejemplo de su epílogo a Dos figuras cubanas y una sola actitud:


Jorge Mañach
Jorge Mañach ha muerto. Y ha muerto increíblemente en el exilio. En un exilio por demás doloroso. Los anteriores no habían sido realmente exilios. Eran otra cosa. Eran suceso exterior. Pura peripecia. El alma no estaba comprometida en ellos de la misma manera. Habían sido exilios debidos siempre a la falla de un mecanismo exterior. Y en tal sentido dejaban intacta la esperanza y fuerte la ilusión. El de ahora es otra cosa. Es un exilio de intimidad. Yo sé que la frase casi parece un sinsentido. Pero es así. Pues todos, quien más, quien menos, somos exiliados de una gran ilusión. Jamás pudimos presentir por eso que fuera tan desoladora la realidad que tendríamos que confrontar. Y exigía una fortaleza de titanes. Muchos han caído en el camino. Pero el más ilustre ha sido y será, seguramente, Jorge Mañach.[5]

      Pero aunque el ensayo es, por antonomasia, el género que todos asociamos con Rosario Rexach, no es el único que cultivó. Mucho antes de que se pusieran de moda en la narrativa femenina las combinaciones inter-genéricas no tradicionales (tales como novela y recetas de cocina, o narrativa y letras de canciones), la autora que nos ocupa dio a conocer su novela Rumbo al punto cierto (1979), en que une la narrativa con el sub-género en el cual ya había alcanzado una inusitada maestría: la crítica literaria. El leer aparece en la novela como parte de la trama. Es una pieza hecha con lecturas y referencias a otras obras de ficción; una narración que se narra ella misma y, luego, se estudia con ojo crítico. Los personajes van desenvolviendo el llamado “boom” de la narrativa hispanoamericana sin que por ello se prescinda de autores tales como Calderón, Martí o Campoamor. En la novela los personajes tienen la lectura como parte de la acción: se vive y se lee, se lee y se vive, sin que quede del todo claro si en su orden natural o si se lee la vida al tiempo que se vive la literatura. El protagonista inicial, a diferencia de lo que podría esperarse de una narradora femenina, es un hombre: el escritor que se propone escribir la novela que parte de la novela que vamos leyendo, las cuales, al final, se tornan una sola. La completa su devenir como obra una vez desaparecido el autor, su recepción por el personaje que le diera vida, y su estudio. Vuelve la ficción a la vida, todavía dentro de la ficción; novela que se desnovela para novelarse, como si hubiese que desvivir la vida para vivirla plenamente. Odón Betanzos habla, con relación a Rumbo al punto cierto de “personajes ficticios que viven y se enlazan con los de carne y hueso”[6]. La dificultad reside en separar los unos de los otros. En tanto que exilados cubanos (porque se trata de una novela del exilio) nunca sabremos si terminamos leyendo la vida o viviendo esta novela que se resiste a ser encasillada. Para su protagonista, Roma es el punto cierto al que nunca llega. Conjeturo que puede haber tantos puntos ciertos como lectores se adentren en esta narración. O un mismo volar rumbo al mismo punto cierto de todos los desarraigos. Al que siempre o nunca habremos de llegar.
De izquierda a derecha: Angela Dellepiane, Antonio R. de la Campa, Julio Hernández-Miyares, Rosario Rexach y el autor

      Corroboramos entonces que estamos frente a la obra de una autora que supo moverse, con maestría inusitada, en géneros diversos que, a la postre, logró fusionar en felices experimentos que hoy quedan de precursores de reconocidos intentos posteriores. Sus ensayos tienen de literatura la belleza de su confección; su literatura de ficción, la seriedad del ensayo. Como elementos comunes se imponen la profundidad, la honestidad, y la intención de servicio en ese “arte de enseñar a pensar” que le reconociera Baquero. En el proceso resultante la palabra escrita se acicala de oralidad y la comunicación oral se engalana de grafía. La escritora y la maestra conviven y se complementan en cada texto: la página como aula compartiendo historia con la escuela como libro. Pedagogía y literatura que, hermanadas, recorrieron junto a Rosario Rexach un mismo camino rumbo al tiempo cierto; que es decir, rumbo al tiempo de todos los tiempos.

Una versión inicial de este trabajo apareció en Círculo: Revista de Cultura. Vol. XXXI, 2002. Páginas 9-17.



OBRAS CITADAS

Baquero, Gastón. “Invitación al viaje (otra vez) hacia José Martí.” En: Rosario Rexach, Estudios sobre Martí. Madrid: Playor, 1985. 7-11

Betanzos, Odón. Texto de solapa en: Rosario Rexach, Rumbo al punto cierto. Madrid-Nueva York: Editorial Mensaje, 1979.

Gálvez-Acero, Marina. “Introducción.” En: Rosario Rexach, Estudios sobre Gertrudis Gómez de Avellaneda. (La reina mora del Camagüuey). Madrid: Verbum, 1996.11-15.

Pardiñas-Barnes, Patricia. “Letters from Harvard. Enrique Anderson Imbert (1910-2000) and Rosario Rexach (1912-). A generational account of an epistolary friendship).” Hispania 84.2 (May 2001): 157-180.

Rexach, Rosario. “Texto y contexto venezolanos en los cuentos de Rómulo Gallegos.” En: Relectura de Rómulo Gallegos. Caracas: Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana, 1980. Pág. 293-301.

 Idem. Dos figuras cubanas y una sola actitud. Miami: Universal, 1991.




[1] Patricia Pardiñas-Barnes, “Letters from Harvard. Enrique Anderson Imbert (1910-2000) and Rosario Rexach (1912-). A generational account of an epistolary friendship).” Hispania 84.2 (May 2001). Page 160.
[2] Marina Gálvez-Acero,  “Introducción.” En: Rosario Rexach, Estudios sobre Gertru-dis Gómez de Avellaneda. (La reina mora del Camagüey). Madrid: Verbum, 1996. Páginas 14-15.
[3] Idem. Página 15.
[4] Rosario Rexach, “Texto y contexto venezolanos en los cuentos de Rómulo Gallegos.” En: Relectura de Rómulo Gallegos. Caracas: Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana, 1980. Pág. 298.
[5] Idem, Dos figuras cubanas y una sola actitud. Miami: Universal, 1991. Pág. 236.
[6] Odón Betanzos, texto de solapa en: Rosario Rexach, Rumbo al punto cierto. Madrid-Nueva York: Editorial Mensaje, 1979.



BIBLIOGRAFIA PARCIAL

LIBROS


Nuevos estudios sobre Martí. Introducción de Eduardo Lolo. Miami: Ediciones Universal, 2002.

Estudios sobre Gertrudis Gómez de Avellaneda. (La reina mora del Camagüey). Introducción de Marina Gálvez Acero. Madrid: Verbum, 1996.

Dos figuras cubanas y una sola actitud. Miami: Ediciones Universal, 1991.

Estudios sobre Martí. Prólogo de Gastón Baquero. Madrid: Playor, 1985.

Rumbo al punto cierto. Texto de solapa de Odón BetanzosMadrid-Nueva York: Editorial Mensaje, 1979.

El carácter de Martí y otros ensayos. La Habana: Publicaciones de la Comisión Cubana de la UNESCO, 1954.

El pensamiento de Félix Varela y la formación de la conciencia cubana. La Habana: Ediciones Lyceum, 1950.


ENSAYOS APARECIDOS EN LIBROS

(COMPILACIONES, MEMORIAS DE CONGRESOS, ETC.)

“Re-lectura de dos obras de Reinaldo Arenas.” En: Reinaldo Arenas. Recuerdo y Presencia. Miami: Universal, 1994. Págs. 139-150.

“El proceso antiesclavista en Cuba: de la emoción a la codificación.” Actas del XXVIII Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas, 1994. Págs. 461-468.

“Presencia de similitudes entre Marti y Unamuno. Actas del XXVIII Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas, 1994. Págs. 329-337.

“Palabras de introducción a la publicación de Jorge Mañach.” En: Crisis de la alta cultura en Cuba e Indagación del choteo, de Jorge Mañach. Miami: Universal, 1991. Págs. 7-13.

“Un nuevo epistolario amoroso de la Avellaneda.” Actas del X Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas, 1991. Págs. 1421-1429.

“El Lyceum de La Habana como institución cultural.” Actas del IX Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas, Tomo II, 1989. Págs. 679-690.

“Intertextualidad y contextos en el libro La Havane de la Condesa de Merlín. Actas del XXVII Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas, 1988.
“Lydia Cabrera, persona.” En: En torno a Lydia Cabrera. Ed. de Isabel Castellanos y Josefina Inclán. Miami: Universal, 1987. Págs. 65-67.

“Conexiones entre las leyendas de Bécquer y las de la Avellaneda.” Actas del XXIII Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas, 1987. Págs. 259-267.

“Cristalización de una personalidad.” En: In Memoriam: Elena Mederos de González. Miami: Publicaciones Lyceum, 1982. Págs. 1-4.

“Nostalgia de Cuba en la obra de la Avellaneda.” En: Homenaje a Gertrudis Gómez de Avellaneda. Ed. de Rosa M. Cabrera y Gladys Zaldívar. Miami: Ed. Universal, 1981. Págs. 265-280.

“Prólogo” a: Alejo Carpentier: estudios sobre su narrativa, de Esther Mocega-González. Madrid: Playor, 1980. Págs. 9-17.

“Los ensayistas de la Revista Avance: Francisco Ichaso.” Actas del VI Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas, 1980. Págs. 593-596.

“Texto y contexto venezolanos en los cuentos de Rómulo Gallegos.” En: Relectura de Rómulo Gallegos. Caracas: Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana, 1980. Págs. 293-301.

“El Siglo de las Luces: biografía de una ilusión.” Actas del XVII Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas, 1978. Págs. 511-528.



ENSAYOS Y ARTÍCULOS APARECIDOS EN PERIÓDICOS Y REVISTAS

“Enrique Anderson Imbert: notable escritor y profesor.” Hispania 84.2 (May 2001): 155-156.

“La novela como género literario.” Anales de Literatura Hispanoamericana (Universidad Complutense de Madrid), No. 28, 1999. Págs. 343-353.

“La descripción en la prosa de Jorge Mañach.” Círculo: Revista de Cultura (EE.UU.), Vol. XXVIII, 1999. Págs. 129-136.

“Homenaje a José Antonio Saco. Comentario a su Historia de la esclavitud.” Círculo: Revista de Cultura (EE.UU.), Vol. XXVII, 1998. Págs. 57-64.

“Heredia como crítico literario.” Círculo: Revista de Cultura (EE.UU.), Vol. XXVI, 1997. Págs. 149-157.

“El periodista que fue José Martí: cómo se gestó.” Círculo: Revista de Cultura (EE.UU.), Vol. XXV, 1996. Págs. 169-176.


“Susana Redondo y su obra en ColumbiaUniversity.” Revista Hispánica Moderna (Nueva York), Vol. XLIX, Núm. 2, diciembre 1996. Págs. 202-210.

“Reseña del libro La raíz y el ala, por José Olivio Jiménez.” Revista Iberoamericana, Núm. 174, enero-marzo 1996. Págs. 286-289.
“José Martí en 1894: Concreción y consagración de una vida.” Cuadernos del Lazarillo (España), No. 9, septiembre-diciembre 1995. Págs. 30-34.

“Roberto Agramonte: maestro y ejemplo.” Círculo: Revista de Cultura (EE.UU.), Vol. XXIV, 1995. Págs. 27-35.

“Pedro Blanco, el negrero: ¿novela o biografía novelada? Valores históricos y literarios. Revista Iberoamericana (University of Pittsburgh, Pennsylvania), 1995. Págs. 203-210.

 “El Círculo de Cultura Panamericano y sus treinta años de servicio a la cultura hispánica.” Círculo: Revista de Cultura (EE.UU.), Vol. XXIII, 1994. Págs. 9-15.

“La hazaña de Colón y su sentido para el mundo hispánico.” Círculo: Revista de Cultura (EE.UU.), Vol. XXII, 1993. Págs. 9-16.

 “Las raíces y su integración en la obra de Jorge Mañach.” Círculo: Revista de Cultura (EE.UU.), Vol. XXI, 1992. Págs. 33-45.

“La obra crítica de Enrique Piñeyro.” Círculo: Revista de Cultura (EE.UU.), Vol. XX, 1991. Págs. 85-94.

“Eugenio Florit dentro de su generación.” Revista Hispánica Moderna (EE.UU.), Año XLIV, Núm. 1, 1991. Págs. 73-81.

Reseña del libro La mala memoria por Heberto Padilla. Linden Lane Magazine (EE.UU.), Vol. IX, Nos.1-2, enero-junio 1990. Pág. 27.

Reseña del libro Hispanoamérica: el círculo perfecto por Esther Mocega-González. Círculo: Revista de Cultura (EE.UU.), Vol. XIX , 1990. Págs. 191-194.

“La Poética de José Martí.” Linden Lane Magazine (EE.UU.), Vol. IX, No. 4. Octubre-diciembre, 1990. Págs. 58-60.

“Recordando a Enrique Gay Calbó.” Diario Las Américas (EE.UU.), domingo 25 de febrero de 1990.

“La segunda generación republicana en Cuba y sus figuras principales.” Revista Iberoamericana. Núm. 152-153, 1990. Págs. 1291-1311.

“Un recuerdo de Monseñor Raúl del Valle.” Diario Las Américas (EE.UU.), jueves 28 de septiembre de 1989.

“Nostalgia, vocación y obra en el Padre Varela.” Círculo: Revista de Cultura (EE.UU.), Vol. XVIII, 1989. Págs. 75-87.

“En torno al libro Perfil y aventura del hombre en la Historia, de Octavio R. Costa.” Diario Las Américas (EE.UU.), sábado 3 de junio de 1989.

“Comentario al libro Vidas cubanas de José Ignacio Rasco.” Diario Las Américas (EE.UU.), domingo 6 de agosto de 1989.

“Jorge Mañach, tributo al hombre y a su obra.” Linden Lane Magazine (EE.UU.), Vol. VI, Nos. 2-3. Abril-septiembre 1987. Págs. 18-20.

“Significación y premonición de la muerte en José Martí.” Noticias de Arte (Nueva York), Año X, Núms. 5-6, mayo-junio 1987, Pág. 4.
“Martí en España.” Noticias de Arte (Nueva York),  Año X, Núm. 1, enero-febrero 1987, Pág. 7.

“Reseña al libro Jorge Mañach: Bibliografía, por Dolores Rovirosa.” Círculo: Revista de Cultura (EE.UU.), Vol. XVI, 1987. Págs. 145-147.

“Enrique Anderson Imbert. Un novelista en tres tiempos: Vigilia, Fuga, Victoria.” Anales de Literatura Hispanoamericana (España). No. 14, 1985. Págs. 151-160.

“Una carta olvidada de la Avellaneda. Folio (State Universuty of New York at Brockport) Number 16, December 1984. Págs. 1-8.

“El recuerdo de Julio Lobo.” Diario Las Américas (EE.UU.), 12 de junio de 1983.


“Elena Mederos en el primer aniversario.” Diario Las Américas (EE.UU.), sábado 25 de septiembre de 1982.

“Las bodas de oro del Padre Iñurrieta.” Diario Las Américas (EE.UU.), sábado 13 de marzo de 1982.

Elena Mederos por siempre.” Diario Las Américas (EE.UU.), martes 23 de febrero de 1982.

“La estructura del ensayo en Jorge Mañach.” Círculo: Revista de Cultura (EE.UU.), Vol. VII, 1978. Págs. 9-31.

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